La obra que nos ocupa es una escultura que actualmente se ubica en el jardín del Carmen de La Victoria de la Universidad de Granada. Por la temática a la que recurre, podemos encuadrarla dentro de las piezas de tintes líricos del autor, presentando dos relieves situados cada uno en un extremo de un ángulo de noventa grados.
El material, bronce dorado, está trabajado por el artista prestando gran atención a la plástica y a la expresividad de los rostros del Sol y La Luna, cuyas personificaciones se perfilan como las protagonistas. En el plano frontal, el rostro del sol dirige la mirada al espectador con los labios abiertos, con larga barba a modo de perilla, nariz afilada y un sinfín de arrugas en la frente, es un hombre anciano que transmite una enorme fuerza y vitalidad pese al paso del tiempo. La luna, en la sección perpendicular de la obra, presenta igualmente los labios y los ojos abiertos, y el cabello corto alborotado, de aspecto más joven e igualmente vitalista.
La calidad expresiva y matérica de la obra pueden vincularse a la práctica pictórica de Julio Juste, cuyas esculturas son escasas frente a una gran producción pictórica, gráfica y audiovisual. Destaca la frescura en la ejecución, que hace aparecer los dos relieves casi como una obra recién terminada, como dos seres que aún respiran.